Llegando hoy a mis veintitrés veranos, admito que he colisionado con mi propia realidad. Sin embargo, al mirar atrás, puedo asegurar, que mis espectaciones se han realizado de manera inesperada. La vida se va tallando conforme a las vetas que delinean nuestras circunstancias y aspiraciones. De una vida moldeada a las comodidades que presenta una sociedad desarrollada; a una vida como forastero, acomodándose en otro molde forjado por la supervivencia y el duro trabajo. Me considero afortunado de poder vivir esta experiencia. He descubierto la precariedad de mis conocimientos en muchos aspectos. ¿Qué son veintitrés veranos contra el inmenso caudal de conocimiento y sabiduría que podemos adquirir? ¿Qué son veintitrés veranos contra la eternidad prometida que nos ampara?
Presento mis vivencias como registro de experiencias para que no se desvanezcan de mis recuerdos. También como prueba que la mejor vida posible en este sistema sólo se obtiene, sirviendo al mejor amo. Uno que las disfruta junto a mi.
No comments:
Post a Comment