Al llegar a mi hogar,
no pasó mi intención,
de regresar a aquel lugar,
que causó tan profunda impresión.
La rutina no tardó en establecerse
ni las responsabilidades en imponerse,
pero aún tenía presente,
que mi decisión debía hacerse evidente.
El verano llegó
y regresaron los Sedas,
aquella familia que en mí dejó
tan profunda mella.
Coordinamos que nos visitarán
para mostrar agradecimiento,
por haberme recibido
en aquel inolvidable momento.
Reuní a mis amigos
para que vieran las fotos,
de aquel lugar especial
y no tan remoto.
Nunca pensé,
que cuatro personas
pudieran llegar,
a compartir mi parecer.
Mucho menos
tomar la decisión,
de visitar aquel lugar,
del que había hecho mención.
Mi amigo Joshua
nos decidió acompañar
y así ver con sus propios ojos
la belleza del lugar.
Tambien mi madre
aceptó la invitación,
de parte de los Sedas
para experimentar aquella emoción.
Francis y Glorinés
se unieron a la aventura,
y juntos partimos en enero de 2013
a conocer la cultura.
Aunque año pasó
no aminoró la emoción,
tampoco mi deseo
de dar lo mejor.
Es sólo mi intención
llegar al corazón,
para que otras personas
acepten la invitación.
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