Sunday, May 22, 2016

Redescubriendo mis posibilidades


Llegó el momento de regresar a Quisqueya, esta vez muy bien acompañado. Fue en enero 2013 cuando llegamos, ahora sintiéndome yo, el más experimentado. Tomamos en autobús para comenzar el viaje de tres horas y media hasta San Juan. Observaba cada detalle grabándolo en mi memoria, estableciendo contrastes con lo que ya conocía. Un mes completo me aguardaba, lleno de ilusión solo pensaba, cómo podía ser útil. Me sentía como en mi hogar aunque muy poco se parecía, pero al menos tenía algo en común, contaba con la misma familia. 

Mi madre, Joshua y yo
Me sentía contento de que mi madre y mi amigo Joshua experimentaran el servicio en el extranjero. Era como revivir la emociones que tuve un año antes. Quería, que conocieran el mundo que se esconde tras las fronteras de nuestra rutina y vida diaria. Deseaba que vieran como nuestro servicio no se limita a lo que está a nuestro alcance. Durante dos semanas participaron en el censo de ASL, asistieron a las reuniones e incluso comentaron. Jamás imaginé el efecto que esto tuvo en ellos, sino hasta tiempo después. Por ejemplo Joshua, al regresar, creó las circunstancias y se dedicó a campo de ASL en Puerto Rico. 

Bayrex y Abdiel
Al ellos partir, llegaron otros reclutas, mi amigo Bayrex y Abdiel. Llenos de energía comenzaron a apoyar de lleno la congregación de El Córbano, a las afueras del pueblo. Bayrex -a quien acompañé en su primer viaje-, fue siempre para mi una fuente de estímulo por su madurez e intrepidez. No había hazaña demasiado grande para su incansable espíritu de precursor.

Francis y Glorinés
También llegaron Francis y Glorinés. Decidieron vivir la aventura motivadas por la fotos que vieron y las experiencias que escucharon. Durante dos semanas vivimos experiencias inolvidables. Francis, con su dulzura y gran corazón se ganó el cariño de todos. Glorinés por su parte con su alegre personalidad e intrépida actitud nos enseñó a disfrutar de nuestro servicio. Juntos disfrutamos muchísimo. Francis, demostró ser la mujer más valiente al subirse a la motocicleta que apenas unos días antes aprendí a manejar. Con Glorinés, di mi primer resbalón en el lodo, pero tan fuerte se agarró, que no nos caímos. También tuvimos simultáneamente nuestra primera ameba. Todo, mientras nos hospedábamos en una casita de un solo baño. ¡Toda una prueba de tolerancia! Pero sobrevivimos con una amistad más sólida y un estómago más resistente. No podemos evitar reírnos cada vez que lo recordamos.

Reunión en Las Yayas de Viajama
Visitamos luego el municipio de Padre Las Casas, pueblo entre las montañas, a una hora de San Juan. Lugar con el número más alto de gente especial por kilómetro cuadrado. Allí nos hospedamos con Rey y Millie, puertorriqueños que se mudaron a servir en la zona. Dos personas especiales que dejan mella en el corazón de todos los que les rodean. También conocimos a Natanael y Rosanna, incansable matrimonio que apoyaba la obra en la zona. Durante unos cuatro días, los acompañamos en su rutina. Parte de esta era, visitar el vecino pueblo de Las Yayas de Viajama. Nunca imaginamos que íbamos a vivir en carne propia, el trabajo que ha sido parte de la historia de ese pueblo. Como resultado de la bendición de Jehová y del arduo trabajo de Rey, Millie, Natanael y Rosanna el crecimiento ha sido increíble. La asistencia de la conmemoración de ese pueblo sin publicadores fue de 170. Tan notable fue esto, que se mencionó en el anuario de 2015 (yb15 pág. 149 párr. 1)

Mi despedida luego de un mes de servicio.
Mi tiempo de regresar a Borinquen llegó, sentimientos encontrados albergaba. Supe que pronto comenzaría la obra de criollo haitiano en la zona. Deseaba servir en San Juan, ser parte del comienzo de la obra en idioma. Sin embargo, las responsabilidades me ataban. Aunque estaba conciente de la gran necesidad del area, sentía que también estaba cubriendo la necesidad que había en mi localidad. Neftalí me enseñó, que los lugares para servir son como una sala de emergencias, donde todos tienen necesidad. Sin embargo algunos más que otros tienen prioridad. También aprendí que nadie es indispensable, el trabajo se va a hacer comoquiera. El que la obra se efectúe, no depende de nosotros como individuos. Fue entonces que comprendí, que cualquiera podía hacer mi trabajo en Puerto Rico; pero no cualquiera podía tener las circunstancias propicias para mudarse al extranjero. Yo las tenía, y no podía ser conformista y quedarme quieto.

¡Quería hacer más! Me di cuenta, que los límites de lo consideraba que era el máximo que podía dar, estaban delineados por mi propio criterio basado en lo que conocía. El ver que otros lo habían logrado me animaban a hacer lo mismo. Pero, ¿cómo con solo 19 años lo lograría? Jamás me hubiera imaginado lo que ocurrió...

Friday, May 20, 2016

Poética historia de un regreso.

Al llegar a mi hogar,
no pasó mi intención,
de regresar a aquel lugar,
que causó tan profunda impresión.

La rutina no tardó en establecerse
ni las responsabilidades en imponerse,
pero aún tenía presente,
que mi decisión debía hacerse evidente.

El verano llegó
y regresaron los Sedas,
aquella familia que en mí dejó
tan profunda mella.

Coordinamos que nos visitarán
para mostrar agradecimiento,
por haberme recibido
en aquel inolvidable momento.

Reuní a mis amigos
para que vieran las fotos,
de aquel lugar especial
y no tan remoto.

Nunca pensé,
que cuatro personas
pudieran llegar,
a compartir mi parecer.

Mucho menos
tomar la decisión,
de visitar aquel lugar,
del que había hecho mención.

Mi amigo Joshua
nos decidió acompañar
y así ver con sus propios ojos
la belleza del lugar.

Tambien mi madre
aceptó la invitación,
de parte de los Sedas
para experimentar aquella emoción.

Francis y Glorinés
se unieron a la aventura,
y juntos partimos en enero de 2013
a conocer la cultura.

Aunque año pasó
no aminoró la emoción,
tampoco mi deseo
de dar lo mejor.

Es sólo mi intención
llegar al corazón,
para que otras personas
acepten la invitación.

Thursday, May 19, 2016

Espiando la buena tierra


Enclavado en el corazón de La Española, al sur del Pico Duarte se encuentra el municipio de San Juan de la Maguana. Edificado sobre el fundamento que alguna vez el cacique Caonabo y Anacaona plantaron en Quisqueya. Solo 2.5 millas cuadradas abarca cual pintoresco pueblo forjado en las tierras del valle Maguana. Su grato clima, productiva tierra y urbanismo progresivo hacen que sea considerado por muchos la "Suiza" del sur de la República Dominicana.

Con Bayrex y Brenda
Fue un diciembre de 2011 cuando vine por primera vez, acompañando a mi amigo Bayrex. Solo 18 años tenía yo, cuando me embarque hacia lo que para mí era territorio desconocido. Cargado de vagas ideas infundadas, inculcadas por una sociedad desarrollada, la cual se limita al territorio que abarca como si este resumiera el mundo entero que les rodea. No tenía idea de lo que me depararían mis dos semanas de estadía. Al llegar a donde me brindarían hospitalidad, conocí la singular familia que guiaría mi proceso a lo que aún desconocía. El proceso que daría lugar a un gran cambio en mi vida.


Neftalí, Bayrex y yo
Fueron los Sedas quienes sin conocerme me recibieron. En 1992 fueron asignados desde Borínquen a servir en este pueblo. Tras varios años de duro trabajo, Neftalí y Brenda recibieron dos inesperados regalos, los cuales darían un giro total a sus circunstancias. Mónika y Estrella llegaron a su vida, no tan solo como retoños, sino como como nuevas integrantes a su aventura. Contra todo pronóstico, emprendieron la hazaña de retomar su misión. Sirviendo los cuatro a tiempo completo hoy día, han demostrado, que no hay empresa imposible si se tiene voluntad.


Descubriéndole la cáscara al arroz
Inolvidable mi experiencia resultó. Tres andábamos en una motocicleta la cual resultaba ser un "Bentley" para nuestro intrépido estándar de comodidad. Redescubriendo el mundo andábamos como si de dos alienígenas se tratara. Aprendí que el arroz tiene cáscara y el maní flores, que las habichuelas se recoje en vainas y no en latas, y que el algodón nace de un arbusto y no de las ovejas. Enriquecí mi vocabulario tomando jugo de "chinola" y no de parcha, comiendo "auyama" y no calabaza, "abajándome" y no "eñangotándome" y agachándome y no escondiéndome. Apoyé la comunidad sorda del lugar, tomando un curso intensivo de "ASL" con Neftalí desde el mismo momento que abordé el autobús a San Juan.

Con Bolivar el sordo-ciego
También aprendí. que la felicidad no depende que nuestras circunstancias, sino, de nuestra actitud.  En gran manera cambió mi mentalidad luego de este viaje. Dos semanas después tomé un crucero por el caribe esperando continuar el disfrute. Sin embargo, colapsaron mis expectativas. Aunque el viaje del crucero fueron unas de mis mejores vacaciones no sentí la misma satisfacción. Me cuestionaba las razones, hasta que llegué a una simple conclusión; el dar a otros es lo que realmente llena el corazón.

Pasaban los meses y me planteaba la posibilidad de regresar. Decidí retornar tan pronto tuviera los recursos. Sin embargo, sabía que siempre los imprevistos ocurrirían atrasando la meta. Así que, establecí una fecha para volver, teniendo la firme convicción de que Jehová proveería lo necesario, porque había actuado con decisión.

Wednesday, May 18, 2016

Veintitrés Veranos


La cúspide de nuestras espectaciones se resumen en la felicidad y satisfacción de lo que somos y hacemos. Llegar a cumplir estas, resulta inalcanzable si nuestra visión y misión en la vida está indeterminada.

Llegando hoy a mis veintitrés veranos, admito que he colisionado con mi propia realidad. Sin embargo, al mirar atrás, puedo asegurar, que mis espectaciones se han realizado de manera inesperada. La vida se va tallando conforme a las vetas que delinean nuestras circunstancias y aspiraciones. De una vida moldeada a las comodidades que presenta una sociedad desarrollada; a una vida como forastero, acomodándose en otro molde forjado por la supervivencia y el duro trabajo. Me considero afortunado de poder vivir esta experiencia. He descubierto la precariedad de mis conocimientos en muchos aspectos. ¿Qué son veintitrés veranos contra el inmenso caudal de conocimiento y sabiduría que podemos adquirir? ¿Qué son veintitrés veranos contra la eternidad prometida que nos ampara?

Presento mis vivencias como registro de experiencias para que no se desvanezcan de mis recuerdos. También como prueba que la mejor vida posible en este sistema sólo se obtiene, sirviendo al mejor amo. Uno que las disfruta junto a mi.