LLEGANDO a la cumbre de nuestra vida, resulta innegable la existencia de un anhelo incólume. El deseo de toda persona es: disfrutar en sus últimos años de la comodidad y los recursos que durante toda una vida han acumulado. Es irreprensible el desear alcanzar esta calidad de vida. Al fin y al cabo, ¿quien no merece un retiro digno después de 40 o 50 años de duro trabajo? Sin embrago, al llegar a esta etapa, muchos impactan una inesperada realidad. ¿Qué define la calidad de vida que tanto ansiaban?
Hay quienes comienzan algún pasatiempo y otros se dedican a cuidar o hasta criar a los nietos como si de un deber se tratara. Algunos, simplemente esperan en su sillón frente a la tele que el colesterol y la diabetes le hagan compañía hasta que la muerte los separe. Pero estos últimos olvidan una evidente realidad: "el trabajo dignifica al hombre". ¿Qué mejor trabajo se pudiera tener en ese momento, que dar a otros y servir a la comunidad? Mejor aún, ¿qué mejor trabajo que servir al mejor amo a tiempo completo, efectuando la obra mas importante que existe? Entonces, conviene reexaminar nuestro punto de vista sobre qué es calidad de vida en la tercera edad.
Mis padres participando en el servicio. |
Para todos -seamos jóvenes o mayores-, la sola idea de mudarse al extranjero resulta abrumadora; y no es para menos. Son muchas las preocupaciones que saltan a la vista al contemplar semejante paso. Más allá de los estigmas socio-culturales, el tema de la salud suele tener bastante peso a la hora de tomar la decisión. Sin embargo, muchas veces dejamos que los prejuicios y la falta de información lideren nuestra percepción. Resulta cómico sin embargo, cómo muchos piensan que los mejores médicos se circunscriben al lugar donde viven. Ignorando así, el hecho de que muchos de los profesionales en que confían, estudiaron medicina en estos países en vías de desarrollo. Además, las farmacéuticas más importantes suelen establecerse en países como estos. No se puede negar que quizás, las técnicas más avanzadas sean un poco más difíciles de obtener si estás en una zona aislada, pero no son inexistentes. Y si, también existen seguros médicos. Ahora, liberados de estos estigmas, resta analizar su propia condición de salud para saber si un paso como este es viable; tomando en cuenta la condiciones reales de donde piense servir. Si no le es posible, tampoco el servir se limita al extranjero. Hay mucho que puede hacer por otros en su misma localidad. Lo importante es a que, a conciencia, demos el máximo a Jehová.
Frente al salón de la congregación que han estado apoyando. |
Mis padres tomaron esta inusual decision. No aspiraron a una vida cómoda, para pasar sus últimos años en la estabilidad relativa que un país desarrollado ofrece. Decidieron vivir la aventura que les privaron muchos años de duro trabajo. El proceso de adaptación me preocupaba. Al principio, como yo ya conocía cómo desenvolverme, dependían de mí para muchas cosas. Me preguntaba cómo se las arreglarían si yo no estaba, o qué harían cuando me fuera a trabajar a Borinquen otra vez. Aprendí una vez más de la mejor forma, que nadie es indispensable. Más aún tratándose de que su objetivo era apoyar la obra. En un abrir y cerrar de ojos ya no me necesitaban. Quedó probado entonces el dicho popular "nunca es tarde, si la dicha es buena". Dos años y medio después de su mudanza siguen trabajando duro en esta zona. No les miento, no es que no se hayan enfrentado a dificultades. Por ejemplo mi padre tuvo que someterse a un procedimiento quirúrgico en una ocasión, y recientemente ambos sufrieron un accidente en la motocicleta. Sin embargo, han adoptado la actitud correcta. Las dificultades siempre van a ocurrir, son inevitables, no desaparecerán por vivir en comodidad. Lo importante es qué hacemos nosotros mientras tanto, esperamos en un sillón a que llegue la muerte o vivimos una aventura ayudando a otros. Si, no hay que ser jóvenes para servir en el extranjero. Considere la posibilidad, puede estar seguro de que así estará viviendo "the best life ever" en su edad dorada.